«YA TENGO 21 MESES»

Me gusta que me miréis cuando juego, que valoréis mis esfuerzos, mi creatividad cuando pinto. Una mirada vuestra me estimula. Un piropo, "me pone las pilas". Y así sigo aprendiendo.

Necesito que juguéis todos los días conmigo. Un rato solo. O dos. O ¡tres!. Yo siempre quiero "más", que me cuentes “otro” cuento, que me hagas volar “otra vez”...

También necesito que me abracéis a menudo. No hace falta ningún motivo. Ni palabras. Cuando me acariciáis al pasar, casi de forma distraída, yo sé que significa un “te quiero”.

No me conviene que me dejéis tomar chucherías ni golosinas. Me quitan el apetito y a mi edad los niños comemos pequeñas cantidades. Como tengo que crecer y estar fuerte, es mejor que tome fruta fresca, legumbres, lácteos, pan, patatas y un poco de proteínas de origen animal todos los días. Ya sé usar la cuchara y el tenedor aunque a veces prefiero comer con las manos.

No os olvidéis de enseñarme a usar el cepillo de dientes dos o tres veces cada día. Ya tengo muelas y las debo cuidar, porque me tienen que durar hasta los ¡10 años! Lo aprenderé mejor a vuestro lado, si me guiáis la mano y... nos reímos juntos frente al espejo.

Creo que vosotros a veces sois demasiado exigentes. Derramé la comida ¡¡Uy!! Me cae un vaso ¡Vaya! No ha sido un desastre irremediable. Son pequeños accidentes. Todavía soy torpe. Pronto aprenderé. En muchos casos la risa es el mejor remedio. Y podéis enseñarme a limpiar lo que manché. Por cierto, también la risa puede ser útil para distraerme de un berrinche.

Algunas padres piensan que si alaban a su hijo, éste va a ser vanidoso y consentido. Por eso se pasan el día corrigiéndole los fallos y olvidan alentarle cuando intenta hacer bien las cosas. Los bebés no se malcrían con el cariño sino con la indiferencia y los contrasentidos (reñir y en seguida dar un beso, decir que no y en cuanto el bebé llora, decir que sí).